sábado, 28 de septiembre de 2013

family meetings and my desire to run

El calor del alcohol me recorre todo el cuerpo cuando doy el sorbo y trago el vino, siento el olor y el sabor amargo y dulzón a la vez.
Esto no es lo normal en mi, no estoy acostumbrada a esto.
Hay pan en la mesa, una botella de cerveza, un pastel, risas de adultos, lo bullitas de un bebe, una televisión al fondo y todos así, sonriendo, pasándosela bien.
Mientras, yo me siento una intrusa. Como si estuviera espiando desde un agujero en la pared una estampa familiar que no conozco.
Pero, para mi infortunio, no estoy escondida detrás de una pared espiando, sino sentada a la mesa con la familia de mi querido.
Es tan extraño todo esto.
Tan difícil para mi entender que no todo es igual en todos lados, salir de mi burbuja y entrar en la de alguien mas, en la de el, en su familia, en su historia.

A veces me rió, aunque la mayor parte del tiempo no entiendo algunas cosas y me digo a mi misma que tomara algo de tiempo acostumbrarme a esto, a conocer gente.
Trato de ser educada pero no es lo mio, el me recuerda cosas comos saludar a la gente y me mantiene despierta sin permitirme perderme en mis pensamientos y divagar viendo un punto fijo en la pared, casi paralizada.

Por momentos quiero huir, ante las cosas que no conozco siempre quiero huir, y para mi es tan fácil hacerlo. Solo alejarme de un lugar mentalmente y pensar en mil cosas. Pero no puedo, no debo huir, no debo asustarme. Solo es algo un poco diferente a lo que yo vivo, y si el ha podido llevarse con mi familia porque no podría yo  llevarme con la suya?

Aun así, me siento una extraña en esa mesa, como si no compartiera un vinculo con ellos, pero luego recapacito la razón por la que todos estamos sentados en esa mesa y compartiendo. Cumple años mi querido, y que no es solo mi querido sino es querido por ellos, muy muy muy querido por ellos. Lo que me une a ellos es el amor que le tengo a el, lo que nos une es el amor que le tenemos a el. 
Y por ese amor que le tengo, no huyo.


jueves, 5 de septiembre de 2013

De los practicantes y jugar a ser adulto

Su cabello castaño claro no llegaba a tocarle la camisa blanco bajo su saco de practica perfectamente planchado y almidonado, mientras se balanceaba al ritmo del bus en movimiento, el chavito miraba hacia no se donde. En estas primeras semanas de septiembre la zona 10 se ha visto infestada por estos personajes que juegan a ser adultos disfrazándose con sacos y pantalones de vestir o faldas y zapatos de tacón pretendiendo trabajar en oficinas donde hacen todo aquello que nadie mas quiere hacer. La mejor época el ano para algunas empresas, llenarse de graduandos practicantes que trabajaran gratis para ellos.

Yo nunca hice practicas, use un traje sastre negro que compre en una tienda donde había ofertas, pero nunca hice practicas. Aun conservo mi verdadero traje de graduanda, esta ahí empolvándose porque nunca lo llegue a usar, nunca llego a desteñirse como el de mis compañeros. Las camisas rosadas y el pantalón y chaleco azul siguen ahí al fondo de mi guardaropa como esperando que algún día lo use y juegue con el.

Nunca lo use, nunca jugué a ser adulta, a tener un trabajo. Solo tuve un trabajo y ya. 
Solo crecí en un abrir y cerrar de ojos y ahora paso mis días encerrada 10 horas diarias en un cubículo pequeñito con pulgas y muriendo de frió con el aire acondicionado.

De pronto tengo deudas, de pronto tengo que manejar mi dinero, tengo que pretender que me agrada mi jefe y que me gusta mi trabajo.

Recuerdo pasar días, horas, años en un patio sonando tantas cosas, deseando tantas cosas que ahora parecen tan lejos de mi realidad.

Añoro mi infancia y mi adolescencia, añoro la inocencia del colegio y las aventuras del diversificado.

Nunca jugué a ser adulta, y a días de mi vigésimo segundo cumpleaños todavía no me lo creo. Soy una joven/adulta, y me paso mis breaks y lunch viendo el techo y soñando y deseando cosas que quiero hacer realidad.




Unos algo asi fueron mis primeros alumnos :)