Ahora siempre me siento tan cansada. No de hacer cosas, solo de no hacer nada.
Porque siempre parece que no hago nada, que estoy perdiendo mi tiempo. Me da la sensación que hay algo mejor para mi en algún lado, pero ¿donde?
Siento algo pesado en el pecho, que hace doloroso respirar. Si me acuesto en mi cama, y cierro los ojos me duele respirar. Trato de hacer cada inhalación más corta, y más corta, detener mi respiración por completo.
Hacer que deje de doler.
Pero una persona no puede ahogarse ella misma. Al menos no así. Y ya no es que quiera morirme o matarme como antes. Solo intento de alguna forma, detener el dolor.
Me canso de intentar ponerle un nombre a lo que siento. Ya no se si es angustia, si es ansiedad. Si es desesperanza. Solo es una sombra oscura y pesada, tan pesada. Me pesa en los parpados en la mañana, me pesa en las manos, en los pies. Me paraliza. ¿Tal ves es miedo? No se. Las responsabilidades me arrastran de un día al siguiente y no encuentro una forma de satisfacerme en nada.
Pienso en cosas, deseo cosas que me hagan sentir viva, o feliz, o emocionada otra vez. Algo que por un momento, me quite la oscuridad del interior. Pienso en el alcohol, pienso en el tabaco, en las drogas, en el sexo. Pienso en como antes podía ponerme a llorar cuando me sentía triste, pero ahora pareciera que no tengo tiempo ni para eso. Porque hay tanto que hacer, tantos lugares a donde voy tarde.
Estoy cansada, de intentarlo. De darle un sentido. Estoy cansada de sentirme inútil y luego valiosa. Y luego poca cosa y luego lo mejor del mundo. Y luego saber que no soy nadie y luego que no hay nadie como yo. Cada vez, entre mas alto llego en esos momentos de alegría, menos me duele la caída, pero menos ganas tengo de levantarme.
Quisiera quedarme ahí. En el suelo, en la tierra, volverme tierra y que me planten una flor. O tal vez un árbol. Quisiera volverme una hoja, ponerme amarilla y un día caerme y que me lleve al viento.
Poco a poco, sin que nadie lo notara, desaparecer.
