jueves, 19 de mayo de 2011

de que me puse "El Traje" y del masoquismo

Tengo puesto el traje, aquel con el que soñe usar desde el primer dia en cuarto.
Aquel que se quedo guardado al fondo de mi ropero con la promesa de ser usado a diario.
Lo busque, ahi estaba donde lo deje hace ya unos 4 meses. Abri la bolsa y un olor a tela nueva llego a mi nariz inmediatamente. Lo saque casi con desesperacion, como si se tratara de algun ser vivo que se ahogaba si no lo sacaba de la sercha. Me lo puse con la emocion con la que me lo hubiera puesto el primer dia que nunca llego.
Abotone sus botones y siento su textura en mi piel. Se siente como diez mil puas que queman mi piel. Como si mis poros no soportaran su rose. La corbata la deje en la cama, la que le dije ha mi abuelito me enseñaria a hacer el nudo. Ese dia que nunca llego.

¡Como duele esta miseria!
¡Como duelen los sueños perdidos!
¡Como duele COMO DUELE DIOS MIO COMO DUELE!

Nunca lo superare, nunca lo olvidare, este dolor tan profundo del fracaso.
No es algo que voy a olvidar.
Me pesa como la sombra de un muerto colgado al fondo del ropero.
Me duele en lo mas profundo de mi orgullo herido.
Me duele en el corazon donde los sueños solian habitar.

Un sueño que nunca fue imposible, pero que como si lo hubiera sido se derrumbo.

Mis lagrimas corren a borbotones de mis ojos, como si huyeran de dentro de mi cuerpo para no sentir el dolor.
Y quiero gritar con todas mis fuerzas para que se fuera ese dolor.
Que dolor tan profundo y perfecto.
Que perfecta la presion en el pecho.
Que perfecto el temblor de las manos sobre el teclado.
Que perfecto el sabor nauseabundo en la boca.

Que perfecto sueño hubiera sido...
que perfecto sueño fue....

Y dicen que uno no es masoquista, que uno no parece de esos que disfrutan con el dolor, solo porque no me ven cicatrices en las muñecas.
Yo no disfruto de ese dolor, si vieran mi corazón no les alcanzaría la vida para contar las cicatrices que ahi hay.
Cuanto dolor, cuanto sufrimiento... tan exquisito.
Tan perfecto.
Se ha pegado a mi piel y a mi corazón.
Se ha pegado a mi vida.
Se ha pegado a mi alma.

Al final se han secado mis lagrimas. Al fin me quite el traje y lo guarde en la perfeccion de su bolsa con una solemnidad como si se tratara de un muerto. (Es mi sueño muerto).
Pero mi corazón sigue oprimido, volviendose cada vez mas pequeño, con menos lugar para la felicidad y llenandose de odio y envidia.
Porque asi es como la vida lo quiso.
Porque tengo que creer que el oro antes de ser oro paso por el fuego.
Que todo esto tiene una razon de ser.
Mas le vale a Dios que tenga una razon de ser, una razón tan grande como mi dolor.

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